Estamos en una acelerada transición energética ante el cambio climático y sus estragos, los avances de la tecnología y los nuevos modelos innovadores de negocios. Ello impulsado también por la baja acelerada de los precios de los paneles solares y las baterías. La convergencia de estos cambios ha dado nacimiento a un concepto innovador y revolucionario de suministro de energía eléctrica: las plantas de energía virtual (VPP, por sus siglas en inglés).

Hablamos de cambiar el modelo tradicional de generación y suministro de electricidad, basado en grandes centrales, a uno que combine la producción descentralizada de producción de energías renovables, en el mayor de los casos, con la suma de pequeñas instalaciones. Estos nuevos productores de energía son a la vez consumidores y productores (https://bit.ly/3jSyy47).

Una VPP es “una planta de energía descentralizada agregada que tiene el propósito de integrar diferentes fuentes de energía distribuidas como células solares fotovoltaicas, turbinas eólicas y plantas hidroeléctricas. Además, la planta de energía virtual ofrece una generación de energía eficiente incluso en periodos de carga máxima con la posibilidad de comerciar o vender energía en el mercado comercial. “La planta de energía virtual es una unidad generadora de energía de mediana escala, que integra diferentes fuentes de energía renovable para sistemas de almacenamiento y consumidores de energía solar, eólica y otros sistemas de almacenamiento flexibles. Una planta de energía virtual consta de diferentes activos mixtos que están conectados a través de un sistema de control central que procesa una amplia gama de información, como precios actuales en el intercambio de energía, pronósticos de precios y clima, e información de red de los operadores del sistema” (https://bit.ly/3kRZRwJ). Estos mecanismos dan una gran flexibilidad y “garantizan la estabilidad de la red y alinean la oferta y la demanda en todo momento. Incluso pueden activar medios de producción adicionales en función de los requisitos o, por el contrario, cortar la energía de forma selectiva”. Por ejemplo, en Francia incluso se “incorpora la producción de diferentes tipos de energía renovable y se ajusta la producción de energía ‘confiable’ (hidráulica, biogás) cuando la producción de energía ‘inevitable’ (solar, eólica) es más débil de lo esperado, debido a las condiciones climáticas” (https://bit.ly/3eniczf).
El año pasado se valoró el mercado global de VPP en $1,300 millones de dólares, y se proyecta que para 2027 alcance los $5,900 millones de dólares. Estamos hablando de un crecimiento anual de 21%. Las VPP son además una alternativa ante las limitaciones de los sistemas centralizados de generación y distribución de electricidad por su capacidad de mantener el suministro pese a las problemáticas de cortes o deficiencias en la red de producción, pues al ser una red de pequeños productores pueden tener redundancia con facilidad. También son muy útiles al darle flexibilidad al mercado ante bajas y altas en la demanda, pues solo ajustan con los participantes en la red, mientras que en el modelo centralizado necesita mucho tiempo y los cambios son costosos. Pese a sus beneficios, el modelo innovador y flexible de la VPP enfrenta todavía importantes desafíos con los reguladores públicos, porque los marcos normativos vigentes no consideraron muchos de los elementos y las posibilidades que ofrecen. En Estados Unidos, Alemania, Francia y Australia han crecido de manera importante, demostrando además de que son una nueva opción limpia, barata, flexible y segura. Ojalá que estos modelos fueran una alternativa en México, pero por el momento no lo son desafortunadamente para el usuario mexicano ni el país.